Está muy extendida la idea de que para hacer un objeto inanimado divertido, basta con ponerle brazos, ojos y sonrisa. Lo único que se consigue es que un mal dibujo parezca, además, patético.
Lo que pasa es que es un recurso tan extendido que el diseñador del frac difícilmente dará a basto..., pero lo va a intentar.
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